Una vez pasado el momento álgido de la pandemia por COVID19, en esperas de lo que pueda llegar, es momento de realizar una serie de reflexiones en torno a lo sucedido estos días.
Se abre ante nosotros un período que podríamos tildar de catártico en el cual es necesario reelaborar y/o eliminar los recuerdos que alteran nuestra mente y nuestra emoción.
Nuestro primer recuerdo está impregnado del espíritu colaborativo y de ayuda que hemos vivido estos días: nunca antes la atención sanitaria había sido tan permeable internamente y de forma externa con la ciudadanía. Cada cual ha dado lo mejor de sí mismo. La colaboración de todos ha sido imprescindible para minimizar el gran impacto que hemos sufrido. De no haber sido por todas las colaboraciones y donaciones de material la situación hubiera sido muchísimo más dramática.
En nuestros primeros recuerdos también están las situaciones, muy duras, que como profesionales al pie de cama nos ha tocado vivir; el aislamiento en la enfermedad y la soledad en la muerte en algunos casos con nosotras, las enfermeras, como únicos testigos de ese momento.
Tristemente pesan en nuestras cabezas la falta de altura y la merma de sensibilidad y empatía que desde la alta dirección se ha vertido sobre nuestro ya delicado quehacer; se nos ha dicho que teníamos EPIS si lo usábamos bien y se nos ha criticado por denunciar mediáticamente situaciones calamitosas. Necesario es, para restañar ese daño, que dichas declaraciones sean objeto de rectificaciones públicas por quienes las han emitido. Forma parte del proceso de asimilación emocional de lo ocurrido. OS recordamos que el COE Albacete está abierto a la recogida de información sobre la situación para plantear todas las medidas que pudieran proceder, inclusive las perteneciente al ámbito legal.
Hemos oído también palabras malsonantes de nuestros dirigentes haciendo alusión al sector más débil y frágil en esta pandemia; aquel que incluye a las personas que viven en residencias. Se les ha adjetivado en términos de validez/no validez, cosificando su existencia en términos inadmisibles. Ellos se merecen la máxima protección; no una declaración desconsiderada.
Desde el COE Albacete también hemos sufrido intensamente esta gestión y hemos intentado arrimar el hombro en todo lo que ha estado en nuestra mano: posibilitando en un tiempo récord el trabajo telemático de nuestro equipo, canalizando la información y la situación de los diferentes lugares de trabajo conociendo las deficiencias, aportando recursos informativos y formativos sobre la Covid19, participando en el desarrollo de iniciativas y nuevos lugares de asistencia, instando al Consejo General a apoyar en la compra de material de protección o fomentando nosotros mismos la confección de dichos materiales, participando en la concreción de las figuras de auxilio sanitario velando por la seguridad asistencial y la cobertura del riesgo, ejerciendo labores de denuncia en los contratos de los EIR que se habían puesto como enfermeras disponibles, denunciando activamente y mediáticamente la situación en la que estábamos inmersos los profesionales…hemos llamado a puertas de Gerencias, Direcciones Generales, Consejerías, Delegación de Sanidad y hasta hemos impulsado y propuesto alguna solicitud al Mando Operativo del Ejército de la Operación Balmis.
Mientras todo eso sucedía las enfermeras hemos dado la talla asumiendo la situación y poniéndonos a disposición de nuestros mandos intermedios, también enfermeras, que han tenido que realizar auténticos encajes de bolillos para que el impacto de la situación fuera el menor posible. Se han creado lugares asistenciales de la nada y ha sido gracias a la determinación y la creatividad de muchos mandos enfermeros.
Nos merecen una mención todas las enfermeras que han sido trasladadas de su lugar de trabajo habitual teniendo que asumir un doble esfuerzo; el de atender una enfermedad poco conocida y con gran impacto en los procedimientos asistenciales y el de habituarse a nuevos lugares de trabajo y nuevos y nuevas compañeras. En este sentido cabe nombrar especialmente también a todas las enfermeras noveles, muchas de ellas sin apenas experiencia en unidades de cuidados críticos, que han dado un paso adelante y han posibilitado la apertura de más y más camas de terapia intensiva. Si un respirador es capaz de mantener con vida a un paciente, es una enfermera con su vigilancia continua de la situación la que posibilita mantener esa función vital del respirador. De lo vivido esperamos que al menos salgamos con la firme determinación de impulsar de una vez por todas la necesaria especialización de la profesión en estas áreas tan delicadas, junto con el resto de áreas que quedan por especializar.
No podemos terminar estas palabras sin tener presentes el coste que ha tenido esta situación para todos los integrantes de los equipos. Múltiples, demasiados, compañeras y compañeros han resultado contagiados. Para algunos, como nuestro querido Dr. Santos Julián, el coste no ha podido ser mayor. Coste que no sólo podemos interpretar en términos de enfermedades, bajas e ingresos, sino también en términos de coste emocional en todas aquellas profesionales que han estado con el alma en un vilo por si contagiaban a sus seres queridos, provocando situaciones autoimpuestas de aislamiento, doloroso, en el momento que más apoyo necesitaban.
Y nuestras últimas palabras van a las personas fallecidas y sus familias, a las cuales hemos atendido estirando al máximo nuestras posibilidades reales. Para finalizar este ejercicio mezcla de denuncia, relato de enseñanzas y demandas para quien sepa verlas, debemos, con un nudo en la garganta, en honor a la verdad, reconocer que, pese a todos los esfuerzos de todos, se han dado casos en los que los esfuerzos no han llegado a poder evitar el fallecimiento de conciudadanos. Es una carga muy dura y necesitaremos tiempo para asimilarla.
Desde el COE Albacete damos también el pésame a todos los profesionales sanitarios que han perdido un familiar y/o amigo en esta situación. Un abrazo.
In memoriam de los profesionales sanitarios víctimas de la pandemia.
JUNTA DE GOBIERNO
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